Las manos del Gran Poder son uno de esos símbolos inmateriales de la
Pasión según Sevilla. Decía el poeta refiriéndose a El "Jesús mío del
Gran Poder, Divina y Buena Persona". Y es esa frase la que puede resumir
lo que representan sus manos entrelazadas en el besamanos de cada
Martes Santo. El gesto de no abrazar un día la cruz y ofrecernos sus
manos sencillas, curtidas de la vida, es la mejor forma de humanizar su
figura. El Gran Poder de Dios en unas manos acariciadas por siglos de
besos y prendidas de ilusiones y rezos. Cuanto han oido esas manos,
Cuantos anhelos se han aferrado a ellas. Para mí hay dos imágenes cuyas
manos son portentosas. Las manos de la Virgen de la Estrella y las manos
del Gran Poder.
Si el beso en su talón es una oración en sí misma, sus manos cruzadas
sobre la pierna de la poderosa zancada son todo un credo de fe según
Sevilla. Manos de paz frente a las manos tensas del dolor del Señor de
las Penas de Triana. Manos de entrega en San Lorenzo y manos
entrelazadas mirando al cielo como ultimo servicio a la humanidad. Manos
del Gran Poder donde la ciudad y su fe del carbonero se agarran por los
siglos de los siglos. Las manos del que es divina y buena persona.
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