Tomo prestadas estas palabras de Antonio García Barbeito para iniciar
este sencillo acto de inauguración del nuevo establecimiento de La Casa del
Cofrade, porque después de casi cincuenta años esta empresa familiar ha
recogido esas palabras para darles la vuelta y afirmar que esta vez sí es la
hora.
Cuando quizás no lo parecía porque todo estaba acomodado en la tienda
chica de Pagés del Corro –como le llamamos ahora- se ha tomado una decisión valiente
porque ya iba siendo la hora.
Han sido muchas cuaresmas y muchas semanas santas hasta llegar aquí al
corazón de Triana, en la Plaza del Altozano.
Pureza, Rodrigo de Triana, Pagés del Corro y ahora…el Altozano. La puerta
de entrada a Triana, su corazón.
La decisión de estar aquí es, como toda decisión empresarial, un riesgo.
Un riesgo asumido en primera persona y con valentía por Mila, conservadora de
la tradición iniciada por sus padres, y quien con un tesón y una constancia
envidiable ha conseguido llevar esta Casa de todos los cofrades de Sevilla a
cotas impensables en esas cuaresmas de los 60 en las que Ana Amores, su madre,
tenía que redondear y cortar capas en el suelo de un viejo dormitorio en los
altos del Bar Santa Ana.
Soy testigo en primera persona de las preocupaciones, las noches sin
sueño, el esfuerzo y las dudas de Mila. Pero también soy testigo privilegiado,
porque tengo la fortuna de compartir mi vida con ella, de los éxitos
conseguidos con su trabajo. Del talento y de la capacidad desarrollada día a
día hasta llegar aquí.
Y también soy testigo de sus recuerdos de niñez, cuando con solo 14 años
era jefa de un taller de bordado a mano –aún sigue bordando como los propios
ángeles- y cuando la mandaban de forma cronometrada a cruzar el puente en busca
de materiales.
Ahora esa niña que corría presurosa puede asomarse a la puerta de su
tienda en el Altozano y ver a unos y otros pasear por ese puente sin prisas. Y
muchos de ellos entrar en su tienda para llevar a algún lugar del mundo un
recuerdo de Triana comprado en Triana. Artículos muchos de ellos salidos de su
imaginación, que les aseguro es desbordante en esta autodidacta, entre otras
cosas, de las redes sociales y del comercio tradicional.
Hacer lo que te gusta es libertad. Que te guste lo que haces es felicidad...
Y aquí nos gusta lo que hacemos año tras año.
Después de un mes de rodaje en este sitio hacemos este sencillo acto
agradeciendo la presencia de todos ustedes y del Alcalde de Triana, Curro
Pérez.
Queda mucho camino por recorrer aún, pero no nos faltan fuerzas ni
ilusión. El camino andado hasta aquí no ha sido fácil, como nada en la vida lo
es. Sin embargo estamos seguros que La Casa del Cofrade inicia un nuevo tiempo
en este nuevo emplazamiento. Y ese nuevo tiempo está llamado a convertirse en
un referente más del barrio.
Estamos a 34 días del Domingo de Ramos de este año 2015. Cuando ese día,
a la Paz en punto en el reloj de Sevilla, que son las doce de la mañana en el
reloj universal, todo comience estoy seguro que Mila, aunque agotada, tendrá un
segundo para perderse en la bulla de San Jacinto, mirar al Señor de las Penas
de sus devociones y agradecerle tantas y tantas cosas que en silencio le pidió
desde muy pequeña. Él, que escribe derecho con renglones torcidos, le ha dado a
esa niña el mejor regalo que podía. Y que no es otro que su Casa del Cofrade
sea el santo y seña para entrar en el barrio. Porque su tienda, la casa también
de todos ustedes, está donde tiene que estar: en el corazón de Triana, porque
ella si es de aquí. Mila, una enamorada de la Giralda, es de Triana.
Muchas gracias
Nota: Palabras pronunciadas por el periodista Antonio Silva en la inauguración de la nueva tienda en Plaza del Altozano 17
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